viernes, 1 de febrero de 2008

DEJEMOS QUE DIOS HAGA SU TRABAJO....



Cuando tenemos problemas nos agobiamos, y sentimos que el peso de ellos nos hunde en lo mas profundo, y si hubiera algo mas profundo de lo profundo, sentiríamos que llegamos hasta ahí..y nuestra mente es tan perfecta que rápidamente busca la salida, y la primera pregunta es ¿Qué hago? Y seguimos, ¿Cómo puedo salir de este problema? ¿Cómo puedo tranquilizar mi alma?...el cerebro trabaja y trabaja y de repente nuestro cuerpo se exalta, como si hubiéramos recordado algo que hace mucho tiempo habíamos olvidado….y como magia llega de nuevo a nuestros recuerdos…haaa Dios, El Todo Poderoso, tanto nuestra mente como nuestra alma saben que no hay nadie mas en el universo que puede darnos la solución a nuestros problemas, y caemos de rodillas ante el e iniciamos una maratón de oraciones llenas de peticiones y hablamos con una elocuencia, tal como si fuésemos grandes oradores, pues tenemos en nuestra mente aquel versículo en Lucas 11:9, “ Y yo os digo: pedid y se os dará; buscad y hallareis, llamad y se os abrirá” y Jehová Dios que nos ve en lo alto, no necesita la elocuencia, necesita que hablemos con el corazón, y entonces, todos los días decimos la misma oración de petición de ayuda para que nuestros problemas se resuelvan, pero vemos que no hay avance…y cada ves sentimos la pesadez en nuestros hombros, y una noche a solas, caemos de rodillas nuevamente, pero ahora con una vos quebrantada, con una actitud diferente, y ahora vemos que nuestros ojos se llenan de lagrimas y la elocuencia se va, y empezamos hablar con nuestro padre, no de la forma anterior como si habláramos con un banquero, noooo ahora hablamos ya con nuestro padre, y nuestra mente empieza a recordar mas y mas versículos con promesas, el salmos 23, “Jehová es mi Pastor, Nada me Faltará” el salmo 91 3, El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora…y nuestras lagrimas salen con un dolor cual nunca sentido y nos partimos en mil pedazos….Ahí en ese segundo, pasa algo que no se describir muy bien, hay un segundo de silencio en que uno se limpia los ojos y hay un suspiro con un dolor en el pecho oprimido…en ese segundo es cuando sentimos los brazos fuertes de Dios, abrazándonos, con tanto amor que nos corta la respiración y entonces dejamos salir el un suspiro, hay una quietud y una especie de pausa sin lagrimas, sin hablar, solo ahí recostados en la cama……y si aguardamos un momento quizás escuchemos la voz susurrándonos,” Hijo mió yo estoy aquí, y te concederé las peticiones de tu corazón” en ocaciones hasta nos quedamos dormidos, y cuando nos levantamos, nuestra alma se siente diferente, algo ha pasado, y nuestra energía vuelve, y salimos de nuestra casa con una actitud totalmente diferente..haaaaa, y nuestro cerebro comienza a trabajar, ¿Qué voy hacer?,¿qué banco me ayudará? ¿Cuál es el mejor Doctor? Nuevas preguntas, ¿Cambiare el carro?...hummmm analizamos todo. Y Dios nos ve de lo alto, corriendo de un lado a otro, con tremenda energía, como si fuéramos hormigas locas, buscando la solución, imagino a nuestro Dios, poniendo su mano en la frente y dice, ¿Para qué me pides Ayuda? ¿Para que oraste tanto?, si tu, estas buscando la solución, entonces si has de hacerlo tu, y no me dejas a mi hacer mi trabajo, no vengas a mi a pedirme ayuda….
Todo lo que vivimos de maravilloso en la oración, esa experiencia con Dios, la echamos a un lado, y queremos seguir nosotros, es como si le dijésemos, por si tu no haces lo que te pido yo voy hacer esto para mientras…Dios nos ha dado durante siglos sus promesas, de estar a nuestro lado, dice: “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra..mas a ti no llegará..” los oídos me duelen, por que ya siento su vos diciéndomelo, esa energía que sentimos después de una oración de quebrantamiento, es precisamente, que nuestra alma se siente fuerte y segura porque Dios me ha prometido mientras lloraba que “nada me faltará”.

Sería mas fácil dejar que Dios haga su trabajo, lo que el mejor sabe hacer, amarnos, protegernos, el es un experto en seguridad, un experto en motivación, un experto en finanzas, es el mejor doctor …Tenemos a alguien que jamás encontraremos. Es por ello que cuando le pidamos, lo dejemos actuar, y así mismo aceptar su voluntad, mantengamos siempre esas palabras “Todo lo Puedo en Cristo que me Fortalece” y recordemos ese segundo que nos une con el en oración.